jueves, 25 de septiembre de 2008

Sin eufemismos

“¿Esigente? ¿Ella? Si no pide ni agua. Ahora desde que volvió, después del susedido, tengo que guardarle de su parte para que se compre pastillas para dormir. Sin que se entere Bebo, claro. Porque parese que ella se acostumbró en el hospital, pa dormir y aguantar los dolores y eso, pienso yo, a tomar esas pílduras y ahora no hay quién se las quite. Entonse es cuando único molesta, cuando le falta su sedonal y no viene rápido el chiquito de la botica con el mandado. Oiga y que eso es como la mariguana y la cocaína. Un visio. Yo digo que con visios sí que no se puede ni trabajar ni vivir tampoco. Porque, diga, bastante tiene uno ya con estar esclavisada a un hombre para que también tenga que estar gobernada por unos frijolitos de esos.”


Guillermo Cabrera Infante, “Josefina, atiende a los señores” en Así en la paz como en la guerra, 1960

martes, 23 de septiembre de 2008

Domingo / Por la mañana

Yo daba mil vueltas,

jamás comprendí tus ronquidos después de esa mierda
ni mi obsesión por resguardar tu sueño
cuando el mío no llegaba.

Yo daba mil vueltas,

no me hallaba entre tus sábanas,
no me estremecía al abrazarte,
no más del frío que erizaba mi piel.

Creo que tal vez te desperté
me dormí por fin, pensando en qué diría mi nota.

Entraste a la ducha,
no tendí la cama.

Sal a ambos lados y ganas de silencio


lunes, 22 de septiembre de 2008

Grado cero

Por las noches había
trucos de cocina
y la desnudez de nuestros cuerpos
reflejada en la ventana.

Nada ahora que atenúe
el reptar de este dolor absurdo.

Siento el sopor de la embriaguez
en tus ojos perdidos

contengo la rabia y el abrazo

me pierdo ante tu imagen

mi miedo encarnecido

has arrancado el final a mis sueños

vacía

mi alma sin presagios.