sábado, 20 de octubre de 2007

Anti - age

Cortaba el aire su mirada frenética a uno y otro lado, envuelta en una cápsula, como si no estuviera allí (pero estaba). Pensó en retirarse, una más de otra vez, no era nadie en ese lugar y sin embargo, llovían las ofertas de vestidos rasgar y el champagne. En cambio bailar, tomar la copa con naturalidad. Como en el cordón, esa esquina de pibes calientes y osada pollerita, ahora de corbata y zapatos altos: igual, pero high class. Palitos salados robados sin necesidad, un aerosol y mil paredes que pintar, Buenos Aires, microcentro nocturno, libertad. Mañana no lo recordará. Volvió su mente a la esquina, diez años después, reconoció el pulso borracho del RHCP, sintió en su boca el gusto del café al cognac. Respiró, diez años atrás y la misma incertidumbre de ayer, sus letras desprolijas en una fachada que no ha sido vuelta a pintar. Y por qué no una birra, en el mismo escalón, pidiendo en el kiosco el vale del envase como cuando sólo eran quince los años de rebeldía y los tragos largos para que pegaran más; exactamente igual. Viajó con los oídos sordos de música vacía y en su walkman sonó Nena de Hiroshima.